Crisis, incertidumbre e información
Ha transcurrido dos años desde el estallido de la renombrada crisis subprime en verano de 2007 y, todavía hoy, resulta difícil concluir sobre la profundidad del problema, así como sobre las consecuencias económicas y sociales que tendrá en un futuro.
A pesar de los continuos esfuerzos de analistas, académicos, empresarios, profesionales y periodistas por entender las causas últimas que han llevado a economías de todo el mundo a entrar en recesión, apenas se vislumbra el fin de este ciclo (aunque la mayoría de los think tanks y organismos internacionales apuntan hacia la primera mitad de 2010, ¡ojalá tengan razón!) y, aún peor, cuales serán sus consecuencias y que soluciones serán realmente efectivas para paliarlas.
Aunque es fácil caer en la tentación de tomar hechos pasados, hechos que ya han sucedido, y utilizarlos como explicación evidente de otros sucesos, debemos admitir que, en la antesala de la actual crisis, se habían puesto de manifiesto determinadas circunstancias que alertaban del riesgo de una eventualidad como la actual.
Las políticas monetarias y fiscales expansivas adoptadas a partir de 2001, en un contexto macroeconómico aún resentido por los efectos de la crisis puntocom, favorecieron una coyuntura de abundancia de liquidez, baja inflación y bajos tipos de interés que incentivaron el consumo y la inversión. Se creó un escenario facilitador para el crecimiento del PIB, el aumento de los niveles de renta y la apertura de determinadas economías, así como para la caída de la prima de riesgo, y motivó la búsqueda de rentabilidades mayores en otros mercados y en “nuevos productos”.
El crecimiento espectacular del mercado hipotecario (especialmente el estadounidense) y la “alegría” en la concesión de financiación deben ser entendidos en el contexto descrito.
En definitiva, debemos aceptar que la realidad económica y empresarial que vivimos en la actualidad es la consecuencia natural de ciertos abusos cometidos durante un largo período de crecimiento y (frágil) estabilidad económica basados en exceso de liquidez, inflación y elevado endeudamiento, una aparente prosperidad que se rompe en verano de 2007 dando paso, acaso súbitamente, a una crisis financiera sin antecedentes, con una clara repercusión en la economía real.
En definitiva, debemos aceptar que la realidad económica y empresarial que vivimos en la actualidad es la consecuencia natural de ciertos abusos cometidos durante un largo período de crecimiento y (frágil) estabilidad económica basados en exceso de liquidez, inflación y elevado endeudamiento, una aparente prosperidad que se rompe en verano de 2007 dando paso, acaso súbitamente, a una crisis financiera sin antecedentes, con una clara repercusión en la economía real.
En España… ¡para qué hablar!. El pretendido consuelo de que las entidades financieras, en general, ofrecen amplias muestras de solidez financiera no parece compensar el desaliento que produce la situación en la que se encuentra un buen número de empresas y empresarios “no financieros”, que desde 2007 vienen experimentando un deterioro progresivo, cuyas secuelas hasta la fecha, podrían resumirse como sigue: reducción significativa del número de constituciones de sociedades, aumento drástico del número de concursos (antiguas quiebra y suspensión de pagos) y reducción del valor de las ampliaciones de capital, aunque, paradójicamente, hay otros eventos que han experimentado una disminución: disoluciones y cierres de hoja registral.
Entonces, ¿qué pueden hacer las empresas, en un entono de alta incertidumbre como el que vivimos en la actualidad, para evitar un final funesto?. Las empresas deben dotarse de estrategias flexibles y planteamientos que les permitan minimizar sus riesgos y mantener niveles adecuados de liquidez, y para ello es necesario desarrollar una visión amplia de la empresa, del entorno, de los mercados y de la competencia sin la cual no es posible alinear la estrategia con la gestión diaria, en general, especialmente en los ámbitos de la gestión de las ventas, costes, riesgos y la liquidez.
En relación con los dos últimos ámbitos mencionados, riesgos y liquidez, quiero hacer hincapié en que un adecuado tratamiento de la morosidad y del riesgo de impago requiere una definición clara de políticas de créditos a clientes, de procedimientos de recuperación, así como de información y comprensión de las opciones y límites de la legalidad vigente. En los últimos años, las empresas españolas han avanzado notablemente en la implantación de procedimientos y herramientas para la toma de las mejores decisiones relacionadas con el riesgo de crédito, y esta es la mejor muestra de la notable contribución de dichas herramientas a la gestión.
Desde Informa D&B; observamos un creciente interés y una mayor demanda de soluciones para anticiparse a posibles impagos y minimizar el riesgo asociado a los créditos concedidos a clientes, para obtener una visión global de la cartera, para enriquecer la información de sistemas CRM y ERP integrando paquetes de datos con información de riesgo. Cada vez es mayor la demanda de herramientas que aumentan la eficiencia de la empresa automatizando sus decisiones de crédito, y les permite disponer de una visión más amplia para analizar la solvencia de sus clientes con nuestros ficheros multisectoriales de impagados.
La evolución hacia un escenario económico y financiero globalizado y la actual coyuntura de crisis conllevan retos significativos que deben afrontar las empresas, entre los que podríamos destacar la necesidad de un adecuado entendimiento de las tendencias económicas que definen el entorno en el que operan, la integración de procedimientos y mecanismos de gestión que permitan hacer frente a dichas tendencias, así como los riesgos asociados a las mismas, y el aprovechamiento de las oportunidades de crecimiento y creación de valor a largo plazo para el accionista que ofrece el nuevo entorno competitivo.
Si bien es cierto que los cambios siempre generan, a quienes se ven afectados, cierto miedo o rechazo, las situaciones de crisis como la que estamos viviendo brindan una excelente oportunidad para agilizar la implantación de determinados procesos que pudieron quedar pendientes en su momento.
En Informa D&B;, históricamente, se ha apostado por la calidad del dato y por la disponibilidad de amplia información de empresas no solamente nacionales sino también de ámbito internacional (gracias a la participación de Informa D&B; en D&B; Worldwide Network, nuestros clientes pueden acceder on line, en tiempo real, a la mayor base de datos de información internacional, con información de más de 140 millones de empresas de más de 200 países).
En definitiva, Informa D&B; está en proceso continuo de planteamiento de iniciativas orientadas a ofrecer servicios adaptados a las nuevas exigencias del entorno y a las necesidades de las empresas. En este sentido, se viene realizando un importante esfuerzo en desarrollar bases de datos a medida para nuestros clientes; ficheros de reciprocidad para intercambio de información relacionada con empresas morosas (Club Informa) e iniciativas como el programa Trade que permite recabar la experiencia de pago de empresas y asignarles un índice (Paydex), basado en parámetros tales como el volumen de operaciones registrado y el promedio de días de pago de las experiencias informadas.
José Juan Herrera
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