Empresas como chinos
Durante un tiempo, las estadísticas policiales en España reflejaban un dato curioso y a la vez significativo: la tasa de mortalidad de los ciudadanos chinos registrados en nuestro país era asombrosamente baja. Los chinos no se morían, o al menos no se morían en la misma proporción que el resto, nunca mejor dicho, de los mortales.
En estos tiempos de crisis nos encontramos constantemente con declaraciones de políticos y de medios de comunicación que indican que la situación actual se está llevando por delante a cientos de miles de empresas y autónomos. ¿Son ciertas estas declaraciones? Y de serlo, ¿Quedan registradas tales defunciones?
Como siempre ocurre, el caso de los autónomos es diferente al de las empresas. Al no existir obligación de registro público de actividades para los empresarios individuales, no podemos contar con datos de contraste útiles que nos sirvan de fundamento para poder elaborar teoría alguna.
Sin embargo, para las empresas sí que tenemos acceso a una fuente que nos puede servir de ayuda: el BORME (Boletín oficial del Registro Mercantil) publica diariamente las inscripciones de todos los actos de trascendencia en la actividad de cada una de las empresas españolas.
De estos actos, podemos seleccionar los que indicarían la desaparición de la empresa o su caída en estado de inactividad. Es decir los que muestren que se fusiona, se disuelve o se cierra su hoja registral.
Pues bien, la pregunta es ¿cuántas empresas hicieron pública a lo largo del año 2009 esta situación? La respuesta es curiosa por lo bajo de la cifra. Fueron unas 70 mil aproximadamente. Un número sensiblemente inferior a la percepción del mercado.
La siguiente pregunta evidentemente es si son realmente 70 mil las empresas desaparecidas por la crisis o hay más. La inexistencia de fuentes oficiales publicadas obliga a realizar ejercicios de aproximación utilizando otras estadísticas que puedan facilitar la tarea. Tomemos por ejemplo en el mismo BORME la estadística de empresas que han realizado depósito de cuentas en el año 2009. Se constata que el número se ha reducido en unas 200 mil aproximadamente con respecto a la cantidad que se registró en el año 2008.
Otra estadística podría ser la que obtenemos en INFORMA a partir de nuestras propias fuentes. Nosotros detectamos (y la mecánica podemos asegurar que funciona bien) que si una empresa “no se ha movido” en el mercado de la información en los últimos 24 meses es que tiene grandes probabilidades de estar inactiva, de que sus administradores hayan decidido dejarla morir “dulcemente”. La estadística de empresas que han pasado a esta situación de inactividad en nuestra base de datos es de 250 mil.
Por último, una estadística, quizás menos científica pero probablemente más pragmática e igualmente reveladora, es la de los teléfonos que no responden a las llamadas. La experiencia nos enseña que las empresas con las que es difícil ponerse en contacto suelen ser entidades o desaparecidas o en vías de inactividad. Los últimos datos muestran que aproximadamente un 20% de los teléfonos censados en las bases empresariales no son atendidos, cuando se hace un intento de contactar con ellos.
Si tomásemos una base normal de registros de 1,5 millones, ese 20% reflejaría 300 mil empresas en dicha situación. Tomando una tasa de errores estándar (el teléfono censado es incorrecto), volveríamos a un valor de 200 mil, de nuevo como empresas que podrían haber desparecido.
Las aproximaciones no oficiales y las estadísticas manejadas apuntan, que la mortandad de empresas en el año 2009 se podría acercar por lo tanto a una cifra cercana a las 250 mil compañías. Los datos registrales, sin embargo, se quedan en la cifra de 70 mil.
Claramente numerosas empresas guardan una gran similitud con los ciudadanos chinos mencionados al comienzo de este artículo. Quizás se mueran, pero nadie lo cuenta.
Autor: Carlos Fernández
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