En defensa de las Agencias de Calificación
Van ya camino de cumplirse tres años del derrumbe de Lehmann Brothers y del inicio «oficial» de la crisis de las hipotecas subprime. Desde entonces la máquina de culpas ha señalado a todos los agentes posibles como responsables de la crisis mundial: Bancos, reguladores, políticos, administraciones públicas y economistas han sido puestos en la picota. Aunque pocos han recibido tanta leña como las Agencias de Calificación, que dieron a esa basura llamada subprime su sello de aprobación.
Hoy la crisis subprime ha derivado en la crisis de la deuda soberana. Al igual que hace tres años, todos los dedos acusadores vuelven a señalar a las Agencias de Rating.
Al igual que hace tres años, las Agencias de Rating se han retrasado en bajar las calificaciones de emisores de deuda mientras el mercado disparaba las primas de riesgo de paises como Grecia, Portugal o Irlanda. ¿A quién hacer caso en estas situaciones? ¿Al mercado de deuda? ¿A las agencias de rating?
Parece razonable suponer que el mercado puede hacer un mejor trabajo. Después de todo, éste puede responder instantáneamente. Para que se dispare la prima de riesgo de un país, no tiene que aprobarse nada en un comité de calificación. Pero hemos de recordar que los mercados no actúan racionalmente. El mercado puede tirar todo por la borda un día y cambiar de opinión al día siguiente. Estos movimientos bruscos en el mercado de deuda pueden transmitir la idea de que la deuda de un país tiene más riesgo del que realmente tiene. En numerosas ocasiones el mercado anticipa una bajada de calificación (en forma de subida de prima de riesgo) que luego no se produce.
Conviene además conocer las preferencias de los inversores que compran las emisiones de deuda. Sus carteras están a menudo ligadas a los Ratings. Por tanto, si las calificaciones crediticias varían con demasiada frecuencia se verían obligados a comprar y vender títulos cada vez que esto ocurriera, aumentando sus costes de transacción. Los inversores no quieren verse obligados a vender debido a una rebaja para tener que volver a comprar los mismos títulos 6 meses más tarde, cuando el rating se acualice de nuevo. Si las Agencias de Rating no son más proactivas es porque los inversores quieren que no lo sean.
En la inversión bursátil, es casi un axioma que el análisis fundamental es la herramienta de los corredores de fondo y que tras este tipo de análisis se esconde la última verdad de una empresa: Finanzas, mercados, entorno, capacidades, etc.. De igual forma, las Agencias de Rating realizan cuidadosos análisis buscando conocer cuál es la capacidad verdadera de un país o una entidad para endeudarse. Muchas voces han defendido la desaparición de las Agencias de Rating, argumentando que el mercado es «un guía infalible» para la correcta evaluación del riesgo. Las agencias tienen un largo camino de mejora, pero el mundo financiero sería mucho más contingente y arriesgado sin ellas.
Juan Antonio de la Cruz
Director IEBS
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