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Finanzas

Los problemas de los autónomos se agravan con la crisis

14 diciembre, 2011

Ser autónomo nunca ha sido fácil, si ya antes de la crisis los autónomos se enfrentaban a una problemática especial que incidía negativamente en su competitividad y en su calidad de vida, esto no ha hecho sino agravarse tras estos tres años y pico de crisis, ¡que se dice pronto!, por cierto … ¡me temo que nos hemos acostumbrado ya a vivir con la persistente crisis!

Tres años y pico en los que el número de autónomos se ha reducido en un 9,55 %, lo que suponía 325.728 autónomos menos a final de octubre. Una caída que se concentró en 2008 y 2009, reduciéndose significativamente después. En el artículo “La radiografía del autónomo en España” se puede ampliar información sobre este tema.

Entre los problemas que acuciaban a los autónomos antes de la crisis, se encontraban ya una mayor dificultad que las pymes y grandes empresas para conseguir financiación bancaria y la morosidad de determinados clientes, especialmente de la Administración, problemas que se han agravado sensiblemente en estos últimos tres años.

Además, a los autónomos les cuesta especialmente reinventarse e innovar para hacer frente a la crisis debido tanto a su bajo nivel de incorporación a la sociedad de la información y de utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, como a su mayor dificultad para acceder a la formación necesaria para reciclarse, debido a la falta de tiempo, de información y a la imposibilidad de ausentarse de su negocio.

Pero había otros relacionados con la calidad de vida que afectaban a buena parte de los autónomos, como un menor nivel de ingresos, un mayor número de horas de trabajo o una mayor dificultad para conciliar la vida profesional y la personal que los trabajadores por cuenta ajena. La caída del consumo, evidentemente, ha reforzado este problema, especialmente para muchos pequeños comercios.

La crisis también ha afectado a la capacidad de los autónomos para contratar personal y crear puestos de trabajo. Obviamente, la falta de actividad se encuentra detrás de la fuerte destrucción de empleo que ha sufrido el país y dificulta todavía más la creación  de puestos de trabajo estables, algo que nunca ha sido fácil para los autónomos. Como único dato positivo hay que decir que ahora resulta más fácil encontrar personal bien preparado, lo que puede reforzar la competitividad del pequeño negocio.

Una buena noticia es que aquellos autónomos que hayan cotizado por cese de actividad durante un año ya pueden cobrarlo en caso de verse obligados a cerrar sus negocios. No es precisamente una gran prestación, pero algo es algo y sin duda es una medida que ha venido a mejorar el nivel de protección social del autónomo, que sigue no obstante siendo bastante menor que el de los trabajadores por cuenta ajena. Lo que se agrava por el hecho de que la mayoría de autónomos opta por la cotización mínima.

Otra novedad positiva es la caída de los precios del mercado inmobiliario, lo que debe facilitar en parte  el acceso a locales, naves u oficinas, que debido a los altos precios que habían alcanzado se habían quedado fuera del alcance de los que emprenden nuevos negocios, como los autónomos.

Esperemos que el próximo gobierno articule rápidamente algunas de las medidas propuestas para mitigar estos problemas, en concreto la dificultad de acceso al crédito, la morosidad de las Administraciones Públicas y la baja capacidad de contratación.

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