Los Procesos de Refinanciación Empresarial (II)
Como continuación de mi anterior post sobre el análisis de los procesos de refinanciación que están desarrollando muchas compañías españolas ante la complejidad del actual entorno económico, en este post desarrollo la segunda y tercera fases en la que se pueden dividir estos procesos.
Según se indicó anteriormente estos procesos – tan necesarios en los tiempos de crisis que vivimos- suponen una labor siempre compleja y presentan típicamente tres fases claves:
1.- Elaboración del Plan de Viabilidad.
2.- Elaboración de la Propuesta de Refinanciación.
3.- Presentación y negociación ante las entidades financieras.
En relación a la primera de las fases, ya se detalló en el anterior post suficientemente la importancia básica del Plan de Viabilidad y su carácter determinante en el proceso de refinanciación. A continuación me refiero a las fases segunda y tercera.
2. Fase 2: Elaboración de una Propuesta de Refinanciación. La dirección de la compañía (normalmente la dirección financiera) es la responsable de elaborar, junto con sus asesores financieros (si los tuviese) y jurídicos, la propuesta de refinanciación a plantear a las entidades financieras y debe recoger los siguientes aspectos principales:
– Análisis y recomendación de las alternativas de financiación acordes con el plan de la viabilidad y la estructura de endeudamiento de la compañía.
– Planteamiento general de la operación: refinanciación o nueva financiación.
– Estructuración de la deuda: tramos, modalidad (sindicado, pólizas de crédito, confirming, hipotecarios…).
– Condiciones: plazo y coste (tipo de referencia, diferenciales, coberturas).
– Garantías de la operación (hipotecarias, avales, prendas, pignoraciones, personales…).
– Distribución entre entidades prestamistas.
– Calendario de desembolsos y amortizaciones (por contrato, amortización acelerada, cash-sweep).
– Causas de vencimiento anticipado (cross default).
– Ratios de ajuste de márgenes y covenants (ratio de cobertura servicio de la deuda, fondos propios, restricciones al pago de dividendos, restricciones a nuevas inversiones).
– Estructura de comisiones.
Idealmente se trata de estructurar una propuesta que considere todos los factores posibles y aporte una solución a las necesidades financieras de la compañía de manera estable para el corto y medio plazo que aseguren su viabilidad y, por tanto, una mejora de su situación que termine redundando en una mejoría de la calidad del riesgo para las propias entidades financieras.
3. Fase 3: Presentación y negociación ante entidades financieras del plan de viabilidad de la compañía y de la propuesta de refinanciación.
En esta fase la compañía debe mantener una comunicación clara y lo más fluida y transparente posible con las entidades financieras prestamistas, y, particularmente, con aquella que lidere el proceso de reestructuración. Viene siendo habitual que la entidad que asume el liderazgo de la negociación tiende a ser aquella con una mayor posición de riesgo y negocio en la compañía. Conviene recordar que en una mesa de negociación sobre refinanciación de deuda el problema es de las dos partes, tanto de la banca como de la compañía y, por tanto, la vocación de la negociación debe ser la de asegurar la continuidad futura de la compañía que así podrá hacer frente a las posiciones de pasivo existentes asegurando y reforzando en la medida de lo posible la situación de las entidades financieras.
La negociación de las operaciones de refinanciación puede dilatarse en el tiempo en función del número de entidades financieras prestamistas de la compañía (pool bancario).
Entre otras una posible dificultad que se puede plantear en la negociación con las entidades es la existencia de intereses divergentes entre las entidades del pool. Pueden existir entidades con saldos vivos pendientes menores que no tengan interés en facilitar el acuerdo constituyéndose en un obstáculo o entidades que por política interna no estén entrando en procesos de refinanciación. Por ello es clave coordinar el proceso de manera favorable con las principales entidades del pool.
Una vez detalladas estas tres fases básicas conviene destacar que dependiendo del tamaño de la compañía, de su problemática, del número de entidades financieras con las que trabaja y de sus objetivos los pasos anteriores pueden y deben ser graduados pero, en cualquier caso, los aspectos esenciales de los mismos se aplican en todos los casos. Ciertamente una Pyme que pueda mantener un número menor de posiciones con entidades financieras puede gestionar la refinanciación de una manera más directa o bilateral pero, en todo caso, la existencia de un Plan de Viabilidad claro que de credibilidad a la compañía y su futuro inmediato y que acredite una gestión acertada de su tesorería y la definición de un objetivo claro de la Refinanciación o novación planteadas resultan claves y pueden marcar la línea entre el éxito y el fracaso del proceso.
Es todavía pronto para determinar el impacto que la nueva recesión económica en la que técnicamente nos encontramos (tras 2 trimestres de reducción del PIB) y la reforma financiera recientemente aprobada por el Parlamento puedan tener en la estrategia de las entidades financieras y, por tanto, en los procesos de refinanciación en curso o que se inicien ahora. En cualquier caso es clave adelantarse a las situaciones de estrés de tesorería que puedan comprometer la viabilidad de las empresas de manera decidida con una gestión proactiva de los riesgos, la toma de decisiones difíciles y el seguimiento de los pasos anteriormente detallados para acometer la reestructuración financiera que puede ser determinante y marcar la línea entre la supervivencia de la compañía o el fracaso de la misma.
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