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Finanzas

“Banco malo = Empresa peor”

23 enero, 2013

Empresa Actual

Qué gozada es disfrutar de la posibilidad de aislar del balance los activos no productivos, también llamados tóxicos que están sobrevalorados y que enturbian la solvencia patrimonial de los bancos. La fórmula es sencilla: trasladar los activos tóxicos a una entidad nacional a cambio de una recapitalización de la entidad. ¡Fantástico!.

Pero antes de que la banca alcanzase semejante situación de deterioro, en el camino han quedado en los últimos años centenares de miles de empresas que vieron vetadas sus necesidades de financiación provocándolas un ahogo financiero que en muchas ocasiones llevó a la extinción de miles de sociedades.

En aquel momento en el que las empresas veían como el saldo de sus cuentas a cobrar crecía trimestre tras trimestre sin remedio, no pudiendo trasladar esos activos tóxicos, léase clientes morosos, a una entidad o fondo supra nacional que se hiciese cargo de ellos, no les quedó otra alternativa que emplearse a fondo dedicando cuantos recursos estaban a su alcance a la ardua tarea de la gestión de cobros. Esa situación provocó que la fuerza comercial de numerosas empresas destinase más esfuerzos a cobrar que a vender, a que los departamentos financieros concentrasen casi en su totalidad sus funciones en cobros y por supuesto, a que los departamentos legales internos y externos fuesen los grandes aliados en esta batalla sin cuartel.

Durante todo este tiempo que va desde el año 2007 hasta el momento actual, Octubre de 2012, los bancos se han ido reconvirtiendo paulatinamente en bancos malos mientras que las empresas lo han hecho a peor. ¿Relación causa-efecto?; Banco malo = Empresa peor.

El 60% de las sociedades que depositaron sus cuentas del año 2011 en el Registro Mercantil están en pérdidas y sin posibilidad de poder trasladar sus activos tóxicos de morosidad a nadie. Así las cosas, ¿qué soluciones proponemos a las empresas como especialistas en riesgos de crédito para ayudarlas?:

DECALOGO DE RECOMENDACIONES PARA LA EMPRESA (no para bancos)

1. Centralizar la información interna y externa de cada cliente, permitiendo el acceso a la misma a toda la organización que posibilite la aportación de experiencias internas desde el área comercial y financiera. Con ello se potencia la toma de decisiones de nuevas ventas a crédito eliminando situaciones de agravamiento de riesgo por impago.

2. Crear sistemas de prevención basados en criterios propios adaptados a la realidad del negocio. El nivel de riesgo que cada compañía puede asumir con un cliente en el momento actual es con toda seguridad mucho menor que en tiempos pasados.  Hoy por hoy es importante vender lo que se fabrica pero más importante aun es cobrar lo que se vende.

3. Generar variables de comportamiento de pago de clientes con registro, es decir, un cliente que no asumió sus compromisos de pago en el pasado ha dejado su huella marcada para prevenir nuevas situaciones similares en el futuro.

4. Implicar a toda la organización en la gestión de cobros, organizando tareas, automatizando acciones y generando alertas de cobro facilitando así la comunicación a todos los niveles con el cliente. Recordamos que la relación con el cliente no debe ser exclusiva del departamento comercial.

5. Utilizar Seguros de Crédito y productos de Factoring combinados, cediendo la cartera a terceros de aquellas facturas emitidas bajo cobertura de la aseguradora de crédito. Esta práctica se denomina titulización de deuda y aporta liquidez inmediata al negocio.

Los brokers de seguros de crédito son verdaderos especialistas en la materia y pueden ayudar mucho a nuestra empresa.

6. Disponer de herramientas de gestión que posibiliten todo lo anterioradaptando los sistemas al negocio y no el negocio a los sistemas. Si no fuera así no hablaríamos de herramientas sino de obstáculos, algo inaceptable en el contexto actual.

7. Disponer de un buen gabinete jurídico, que se encargue de actuar de forma rápida y coordinada con la empresa sobre aquella deuda “fresca” aun recuperable. Existen pocos pero buenos bufetes que en la mayoría de los casos, trabajan sólo a éxito. Si la empresa cobra de su cliente, ellos cobran sus honorarios, ¿a quién le interesará más?.

Con todo lo anterior queremos trasladar a la empresa española el mensaje de que no está sola en esta cruzada de recuperación económica, sino que hay muchos y buenos profesionales dispuestos a ayudarla aunque no tenga acceso al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), al Banco Central Europeo o al Fondo Monetario Internacional. No le son necesarios para solucionar sus problemas tanto como lo es disponer de talento, ingenio y conocimiento. Sólo así, con la máxima aportación profesional de cada individuo a la empresa, podremos pasar capítulo a esta parte de la historia que nos ha tocado vivir.

José Miguel Rodríguez

Socio, Área de Consultoría

OneRate Consulting

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