¿Cambio de ciclo?
La recesión ha quedado atrás, ¿y la crisis? Parece haber pleno consenso sobre lo primero y que los próximos datos trimestrales del PIB confirmarán que la economía española detiene su caída. En los meses que nos quedan del año celebraremos cada décima del esperado crecimiento económico. Fin de la recesión técnica. Pero, ¿cuánta fuerza tendrá el impulso?, ¿será suficiente para dejar también atrás una crisis económica que dura ya más de 5 años?, y ¿suficiente para anunciar que se hay `cambio de ciclo´?
El impulso de los optimistas
Esta ocasión es la que cuenta con más datos para aventurar proyecciones, datos que indican un nuevo escenario y que incluso permiten proyectar ese ansiado crecimiento de la economía española para el 2014. Un rápido resumen de los argumentos que justifican la versión más “ optimista”: el dinero extranjero ha vuelto (se compra más deuda pública, más deuda privada, más acciones en Bolsa y empieza a fijarse en las primeras oportunidades inmobiliarias); la prima de riesgo cae más de 150 puntos básicos en lo que llevamos 2013 y vuelve a los niveles de hace más de dos años; la bolsa española crece casi un 20% desde enero y es la que más sube de Europa; el ‘desapalancamiento’ privado prosigue: las familias redujeron su endeudamiento financiero en casi 100.000 millones de desde el inicio de la crisis (*);
A los datos más recientes hemos de sumar las grandes tendencias: las exportaciones siguen creciendo, al igual que lo hace la gran industria turística; la caída de ventas de la gran distribución comercial parece haber tocado fondo; al tiempo que los cada vez más numerosos indicadores de confianza empresarial –la mejor aproximación para medir el optimismo—siguen mejorando.
La lista de ejemplos comienza a ser numerosa, en unos casos con magnitudes de mayor calado macroeconómico, en otros, indicadores o cuando menos, pistas, de que estamos ante nuevos estímulos emocionales que, en forma de optimismo, resultan tan determinantes para salir de una crisis.
La versión de los prudentes
La crisis ha sido tan profunda y tan escasamente anticipada que toda precaución es poca. Aunque por primera vez los datos positivos superan en mucho a los negativos, hay que conservar la prudencia. Veamos por qué: el crecimiento del PIB (entre un 0,4% y un 0,9% para 2014) puede no ser suficiente para que la tasa de paro caiga por debajo del 25%; las cuentas del Estado tienen por delante una larga batalla contra el déficit público; la deuda pública, mientras tanto, seguirá subiendo hasta alcanzar el 101% del PIB en 2015 -según la última proyección del Gobierno-; la reestructuración bancaria está llegando a su fin, pero aún no hay señales de un retorno a corto plazo del crédito; la demanda interna no muestra señales de recuperación…
El balance: lo que hay detrás de las estadísticas
Efectivamente, cada dato tiene su reverso. La posibilidad de la recuperación económica necesita más ingredientes que las cifras y estadísticas. Dos ejemplos: ¿qué hace posible el incremento de inversiones y producción de la industria del automóvil?, y ¿la larga carrera de fondo que mantienen las exportaciones? Muchas cosas, sin duda, pero entre ellas dos grandes claves que explican estos simples ejemplos y que revelarán el futuro: la capacidad de sacrificio convertida en competitividad y la capacidad de superación convertida en nuevos mercados donde vender nuestros productos.
- La industria de fabricación del automóvil. El enorme esfuerzo de empresarios y trabajadores ha permitido hacer de la economía española una economía más competitiva. Desde el inicio de la crisis empresas y sindicatos, con mucho esfuerzo y cesiones mutuas han creado condiciones más competitivas que han hecho posible atraer en los últimos meses 4.000 millones de euros de los grandes fabricantes de automóviles para que las 18 plantas de producción que hay en España fabriquen 20 nuevos modelos y aseguren el futuro de sus cadenas de producción hasta más allá de 2020.(Así se dio a conocer hace unos días en una reunión de ANFAC)
- Las exportaciones. Los empresarios han mostrado capacidad de superación para salir adelante ante las dificultades y, ante caída de la demanda interna, buscar alternativas en mercados exteriores. La reducción de los márgenes y de los salarios se ha traducido en precios más competitivos, sí, pero también ha sido necesario asumir más riesgo –aventurarse—en la búsqueda de nuevos mercados, emprender nuevos proyectos en nuevos países o aumentar la capacidad de innovación. Capacidad de superación. El resultado es el dato para la estadística: el incremento de las exportaciones –y del número de empresas exportadoras– ha reducido el déficit comercial hasta el mes de julio pasado en un 67,5% con respecto a 2012.
Esfuerzo y superación, competitividad y emprendimiento. Dos grandes claves para inclinar la balanza hacia el lado de los optimistas.
(*) Cuadernos de Información Económica, FUNCAS, octubre 2013.
Javier Seisdedos,
Director Financiero en Informa D&B
No hay comentarios