Una decisión crucial: ¿AUTONOMO o SOCIEDAD LIMITADA?
Analizamos los pros y los contras de las dos formas jurídicas para saber cuál es la que más conviene en cada caso. Y es que esta es una de las preguntas recurrentes entre los emprendedores, especialmente cuando inician su negocio.
Frente a las aparentes ventajas tributarias de la sociedad nos topamos con la dificultad para ponerla en marcha y, frente a las facilidades para constituirnos como autónomo, nos encontramos con una fiscalidad regulada por el IRPF. Sin embargo, de por sí, ninguna opción jurídica es mejor que la otra. Todo depende de las características y necesidades que tenga cada empresario en un momento determinado.
Si vais a emprender y os estáis planteando que os conviene más si, autónomo o S.L., o sí ya sois autónomos y os preguntáis si ha llegado el momento de convertiros en S.L., conocer a fondo cada una de las formas jurídicas es el primer paso para saber cuál es la más conveniente. Vamos a analizar los aspectos que las definen.
Autónomo
Darse de alta como empresario autónomo es muy sencillo y se puede hacer en un solo día. Los trámites de gestión podemos llevarlos a cabo incluso nosotros mismos o encargarlos a un profesional que nos cobrará una pequeña cantidad. Además, no se necesita aportar ningún capital inicial y es posible beneficiarnos de la tarifa plana en la cuota de la Seguridad Social.
Como contraparte, los autónomos responden con todo su patrimonio personal ante posibles deudas. No obstante, en determinados casos es posible acogerse a la figura del Emprendedor de Responsabilidad Limitada.
Otros puntos negativos son el acceso a la financiación externa, que es más limitada, y la imagen comercial, ya que las SL se perciben como compañías más grandes y solventes. Pero, sin duda, la principal desventaja de ser autónomo es la fiscalidad. En esta forma jurídica se tributa por el IRPF, que es un impuesto progresivo. Esto significa que el tipo a aplicar crece al mismo ritmo que los beneficios, algo que no ocurre con la sociedad.
Sociedad Limitada
Hasta hace poco, poner en marcha una SL era un proceso largo, que se extendía durante semanas. Ahora, con la entrada en vigor del Real Decreto 421/2015 es posible constituir una sociedad de forma telemática en un plazo de 12 horas hábiles. Aun así, los trámites son más costosos en tiempo y dinero que para los autónomos. Además, requiere los servicios de un contable y los socios trabajadores deben estar dados de alta también como empresarios individuales.
Sin embargo, crear una S.L. tiene sus ventajas. Para empezar, con beneficios altos, los impuestos son menores que en el caso del autónomo debido a los tipos fijos del impuesto de sociedades. A ello, hay que añadir la responsabilidad limitada del empresario, una mayor facilidad para acceder a financiación y concursos públicos y la posibilidad de dar entrada a nuevos socios.
¿Qué decisión tomo? Autónomo o sociedad limitada
Como decía al principio, todo depende de las características del negocio. Nuestra recomendación es empezar siendo autónomo, debido a que los costes iniciales son menores. Después, cuando la facturación alcance unos 50.000 euros anuales resultará más conveniente dar el salto a sociedad. Así, no tendremos que asumir impuestos tan elevados. Además, esta forma jurídica nos dará facilidades para hacer crecer nuestro negocio todavía más.
No obstante, siempre hay excepciones. Si tenemos en mente crear una empresa con una elevada inversión y esperamos recibir grandes beneficios, será aconsejable nacer directamente como una SL. Por un lado, disminuiremos el riesgo personal, porque nuestra responsabilidad será limitada, y por otro, pagaremos menos impuestos sobre los beneficios reinvertidos en la empresa. También es posible que en un determinado momento nos interese asociarnos con otro empresario, aunque el nivel de beneficios que tengamos no sea todavía demasiado alto. En cualquier caso, lo más importante es conocer de cerca cada una de las formas jurídicas y evaluar los costes económicos que tendrían para nuestro negocio.
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