La inflación
La inflación representa un aumento continuado de los precios de los bienes y servicios de un país. La tasa de inflación mide la variación porcentual de los precios en un periodo de tiempo determinado.
La inflación se mide a través del índice de precios al consumo o IPC. En España, el IPC lo calcula el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de una lista de productos representativos de cada uno de los grupos, es lo que se conoce como “cesta de la compra”. A continuación incluimos los grupos que la conforman y su influencia en la tasa anual del IPC:
La tasa de variación interanual del IPC del mes de diciembre de 2010 ha aumentado un 0,7 hasta situarse en el 3,0%. Como podemos observar en la gráfica anterior, los grupos que más influido en la “cesta de la compra” son el Transporte seguido de las Bebidas Alcohólicas y el Tabaco. Esto se debe principalmente a la subida de los precios de los carburantes y del tabaco respectivamente. El único grupo que ha contribuido ligeramente a reducir dicha tasa es Ocio y Cultura.
Luego el IPC se calcula a partir de la media de todos los grupos, ponderados según la encuesta de presupuestos familiares (EPF). La última encuesta de este tipo se realizo en el año 2006 y hasta la fecha no se ha realizado ninguna otra debido a su elevado coste.
La inflación implica una pérdida de poder adquisitivo para los trabajadores al tener menos capacidad de comprar bienes y servicios con una misma cantidad de dinero. Para las empresas supone una pérdida de competitividad respecto a otras empresas de países con una menor tasa de inflación.
La causa más habitual de la inflación suele ser el exceso de demanda de bienes y servicios, provocado por la cantidad de dinero en circulación. Esto incrementa las disponibilidades liquidas de todos los componentes de la demanda.
A continuación vamos a enumerar una serie de recetas para hacer frente a la inflación:
– Austeridad presupuestaria y congelación de las rentas de los trabajadores.
– Establecer una política monetaria y fiscal restrictiva mediante el incremento de los tipos de interés y el control de la oferta monetaria. De esta forma se restringe el crédito y los consumidores disponen de menor liquidez.
– Incrementar la competencia en determinados sectores estratégicos.
La inflación subyacente hace referencia al IPC exceptuando las materias primas energéticas importadas (gas y petróleo) así como los productos alimentarios no elaborados. De esta forma, excluye las variaciones de precios debido a factores externos como la subida del barril de crudo “Brent”.
En la siguiente grafica podemos observar la evolución mensualizada del IPC con respecto a la inflación subyacente para los ejercicios 2009 y 2010:
Al término del año 2010, el diferencial entre el IPC y la inflación subyacente era de 1,5%.
El fenómeno contrario a la inflación es la deflación y consistente en una bajada generalizada de los precios. El peligro de la deflación es que los ciudadanos dejan de consumir porque el mismo producto que pueden comprar a un determinado precio, el día de mañana, será más barato.
Actualmente, España está inmersa en un periodo de estanflación. Se trata de uno de los peores escenarios que pueden darse, ya que supone que la economía se estanca y por el contrario los precios se incrementan cada vez más. Esto se debe a que el consumo no se ha recuperado por el alza del IVA, junto con el aumento de las commodities.
Según las previsiones económicas realizadas por FUNCAS (Fundación de las Cajas de Ahorros) para el año 2011, el IPC se situará en torno al 1,8%, aunque habrá que estar atento a la evolución de los precios de las materias primas y a las decisiones en materia de política económica adoptadas por parte del Banco Central Europeo (BCE) para hacer frente al aumento de la inflación en la zona euro.
En definitiva, si no se controla la inflación la recuperación de la economía española será aún más lenta de lo previsto.
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