“Mientras los inversores estén al margen, la recuperación americana será tímida”
Para entender la recuperación de Estados Unidos recurrimos al enfoque para calcular el gasto del Producto Interior Bruto, el modo más utilizado para comprender la economía de cualquier país: PIB = C + I + Net (Ex – Im) + G.
Donde C es el consumo de los hogares; I es la inversión privada, Net (Exportación -importación) el resultante del saldo exterior y G es el gasto público.
El Consumo ha sido desde siempre la cuenta de mayor contribución al PIB total en Estados Unidos. Después de todo, el país es una economía basada en el consumismo. En orden decreciente siguen el Gasto público y la Inversión privada, ya que el saldo exterior supone una parte relativamente pequeña del PIB total y de hecho se ha reducido en la mayoría de los años. En cuanto a la inversión privada bruta, se explica mediante la combinación de herramientas y maquinaria para fábricas o edificios de oficinas, además de la inversión residencial, que incluye este tipo de estructuras en propiedad y posibles alquileres.
Desde que el ciclo de negocio tocó fondo, en junio de 2009, la inversión bruta total ha sido del 14,7% del PIB nominal, que equivale al porcentaje más bajo durante la expansión en la era moderna -después de 1950-. En este contexto, los economistas de D&B analizaron los porcentajes de cada uno de los principales componentes del PIB que comienzan con expansión (pico-valle), como muestra la tabla. A señalar que los porcentajes del consumo y la inversión, en concreto, desde una perspectiva histórica están actualmente fuera de balance.
Por otra parte, los consumidores siguen comprando productos, por lo que los niveles de consumo se han incrementado, aunque también la deuda de los hogares. Profundizando en los componentes de la inversión privada, se observa que la inversión residencial ha caído, lo que representa un porcentaje mucho menor del PIB total, si se compara la expansión actual con la expansión previa (2,9 puntos porcentuales menor desde e último trimestre de 2001 hasta último trimestre de 2007).
La caída en la inversión residencial no es sorprendente. La vivienda, que impulsó el auge de la economía de 2002 a 2007, es ahora un lastre y lo más probable es que no vuelva, hasta que el empleo mejore. Sin embargo, el punto débil va más allá de la inversión residencial y aparece también en la inversión no-residencial. Durante la expansión estala proporción de inversión no-residencial del PIB total ha caído hasta los niveles más bajos desde mediados de la década de los 70. ¿Por qué? Si se mantiene la inversión interna, el beneficio corporativo después de los impuestos -que alcanzaron su punto más alto en el último trimestre de 2013 y que actualmente se encuentran un 26,7% por encima de su máximo antes de la recesión-, se tiende a pensar que la inversión le seguirá. Pero este análisis no está consensuado.
Algunos culpan a las políticas monetarias de la incertidumbre y a la nueva Ley sanitaria; otros son más pesimistas: las empresas no prevén buenas inversiones en el horizonte, por lo que lo que desinvierten para mejorar sus beneficios.
En cualquier caso, si la historia es un indicador y Estados Unidos quiere que su economía crezca, las inversiones deben hacerse. Cuando suceda, será una señal de que comienza a brillar la recuperación de Estados Unidos.
Adam Morehouse – MacroAnalytic Consultant de Datos Globales de D&B para Asia y la región Pacífico