El emprendimiento es una enfermedad
En serio, si tuviera un consejo para los graduados universitarios o para cualquiera que esté considerando un cambio de carrera, sería: «No te conviertas en emprendedor».
Soy emprendedor desde siempre. Empecé mi primera compañía en la universidad. Se llamaba Just Beans, y vendiamos frijoles confitados y granos de café. Iba a ganar millones, o al menos eso pensé, hasta que apareció mi perro irrumpió y se comió casi toda la mercancía.
No me encuentro solo en esto de haber fracasado: cerca de la mitad de los nuevos negocios se cierran en los primeros cinco años. Muchos, muchos emprendedores exitosos han fracasado, algunos de manera espectacular. Pero el fracaso de esa compañía solo me hizo ser más decidido. De hecho, lo que he aprendido a lo largo de los años es que para los emprendedores el fracaso es un precursor importante del éxito.
“…detrás de cada historia de éxito hay un lado oscuro, uno que requiere un enfoque implacable, sacrificio y un compromiso que es difícil de comprender”
Los emprendedores son simplemente una raza diferente. Cuando Richard Branson se graduó de la escuela secundaria, el director predijo que se haría millonario o terminaría en la cárcel. Era tan obvio, incluso desde una edad temprana, que él sería emprendedor o no sería nada. Branson es un tipo cuya pasión por crear negocios está escrita en su frente. No solo construye una aerolínea, sino que salta de un avión para promocionarla. Ese es el tipo de fanatismo que no se puede fingir. En cuanto a Branson, cumplió con las dos predicciones de su director: su primera compañía lo hizo rico, pero también lo llevó a la cárcel.
Las personas no deberían convertirse en emprendedores; más bien, deberían averiguar si son emprendedores. Tengo una prueba bastante simple para saberlo. Pregúntate si regularmente saltas de la cama antes de la alarma, te emocionas con ir a trabajar, a veces te olvidas de ducharte, de cepillarte los dientes o de vestirte. Para la gran mayoría de las personas la respuesta a esa pregunta es un no rotundo. Pero para los emprendedores, incluido el sueño y la higiene personal, son parte de su día a día. Normalmente saco tiempo para ducharme, pero no me he afeitado en 14 meses y, a diferencia de la mayoría de las personas, no tomo cafeína porque simplemente ir a trabajar me proporciona la cafeína que necesito.
Idealizamos a los emprendedores en Estados Unidos, personas como Steve Jobs, Jeff Bezos, Larry Page y Larry Ellison. Pensamos en ellos como personas que han logrado el éxito de la noche a la mañana, gente que lo consiguió con nada más que un gran sueño y algo de suerte. Pero detrás de cada historia de éxito y emprendimiento hay un lado oscuro, uno que requiere un enfoque implacable, sacrificio y un compromiso que es difícil de comprender.
Esta es la razón por la que el mejor consejo que podría darle a los aspirantes a emprendedores es simplemente este: no aspires a ser un emprendedor. Lo eres o no lo eres. Si puedes hacer otra cosa que te haga feliz en el mundo, haz eso. Un trabajo profesional respetado – médico, abogado, contable -, completado con pasatiempos e intereses externos es una excelente manera de vivir.
En el libro The Hypomanic Edge: The Link Between (a Little) Craziness and (a Lot of) Success in America, el psicólogo John Gartner sugiere que los emprendedores incluso pueden sufrir un cuadro médico conocido como hipomanía. Es como el trastorno bipolar sin el lado depresivo. Todo es maníaco, todo el tiempo. Los síntomas de la hipomanía incluyen estado de ánimo elevado, altos niveles de actividad orientada a objetivos, menor necesidad de dormir y pensamientos e ideas constantemente acelerados. ¡Suena bastante divertido!
O no. Si no crees que el emprendimiento sea para ti, puedes seguir siendo propietario o ejecutivo de una empresa. La mayoría de los propietarios de negocios no son emprendedores hipomaníacos: simplemente son buenos para dirigir negocios. El emprendimiento es como una enfermedad incurable: hazte un favor y no intentes cometer el error.
Jeff StibelVicepresidente de Dun & Bradstreet
Fuente: Artículo traducido del original Entrepreneurism Is a Disease (Jeff Stibel)
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