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Cara a Cara

«Queremos situar el ecosistema emprendedor madrileño al mismo nivel que el de Barcelona»

20 abril, 2018

Estamos al este de Madrid y callejeando hemos encontrado un edificio singular. Por fuera puedes pensar que es un centro de estudios o algo similiar, porque en la entrada hay un grupo de jóvenes hablando como si estuvieran entre clase y clase. Pero no, son emprendedores, o empleados de empresas como Uber. Hemos llegado a THECUBE, el edificio que pretende convertirse en el baluarte del IoT y del emprendimiento en Madrid. Nos recibe Javier Estevan, CEO de THECUBE. Su cara lo dice todo, han sido muchos meses de trabajo, pero el resultado ha merecido la pena.

¿Cómo surgió la idea de crear THECUBE?

THECUBE Es un proyecto que forma parte de Unlimiteck. Se trata de un edificio, un ecosistema para emprendedores y empresas creado en torno al Internet de las Cosas. Unlimiteck es la startup que está detrás de su creación, pero THECUBE es lo que más se ve.

Cuatro emprendedores españoles constituyeron hace 2 años Unlimited con la finalidad de lanzar proyectos de IoT. Entre ellos, THECUBE. Durante este año se lanzó también Metiora, su primer proyecto con el que buscaron ingenieros para vender los diferentes servicios de IoT. Al hacerlo se dieron cuenta de la falta de profesionales en esa especialidad y de cómo las empresas, durante los próximos años, van a necesitarlos.

Con todo esto, decidieron empezar un segundo proyecto centrado en la creación de un instituto enfocado en el IoT, llamado MIOTI (Madrid Internet of Things Institute), que sería el núcleo de THECUBE. Gracias a que se pensó hacer este instituto se creó el edificio. Necesitaban un sitio físico en el que investigar con robótica, crear laboratorios, etc.

Ha pasado ya un año desde que los socios contactaron conmigo para buscar unas oficinas o un edificio en el que llevar a cabo este proyecto. Encontramos un inmueble de cinco plantas y decidimos quedárnoslo. El objetivo no era ocuparlo nosotros por entero, sino abrirlo a startups, corporaciones, a actividades formación, eventos, etc. En definitiva, crear un ecosistema emprendedor.

 

Fue entonces cuando planteamos cómo dotarlo de contenido y comenzar la obra. Entre los cuatro socios, el jefe de MIOTI y yo, hemos estado durante seis meses dirigiendo todo el proceso de construcción del edificio y el ecosistema.

La mitad del edificio está dedicada a espacios de trabajo. Todos hemos sido emprendedores  y sabemos dónde nos gusta trabajar y que es lo que se necesita, por lo que hemos cubierto todas las necesidades. La otra mitad está dedicada a espacios de eventos y alquileres de espacios de formaciones o reuniones y laboratorios.

La experiencia de nuestros años se ve reflejada en la ejecución de la obra. No solo se ha construido un edificio y ahora vamos a trabajar allí. Todo se ha hecho desde dentro. Tenemos un lema que reza Made by entrepreneurs for entrepreneurs. Aquí tenemos a compañías como Vodafone, IBM, Cisco, pero ninguno ha influido en nada de lo que hay aquí dentro. Todo ha sido decisión nuestra. Han ido apareciendo diferentes partners, tanto startups como grandes corporaciones, que han ido haciéndose un hueco aquí de diferentes maneras, gracias a las prestaciones con las que hemos dotado a este ecosistema.

El edificio está construido, ¿y ahora qué?

Tras finalizar la obra pensamos que debíamos salir a buscar partners. Además especializados, porque contábamos con laboratorios muy verticales (Smart Cities, coches autónomos, etc). En el de coches autónomos pensamos en Uber, por contactos anteriores. Tras una primera reunión con el General Manager de Europa, nos ofrecieron no alquilar un espacio, sino coger una planta entera para que fueran sus oficinas del sur de Europa, como inquilinos.  Ahora mismo hay 30 chavales de Uber aquí. Están en una oficina que no se podían ni imaginar, cuentan con 900 metros en un espacio tecnológico espectacular.

Esto dio una vuelta al proyecto. Cuando empezamos a ver a multinacionales y partners estratégicos como Vodafone, contábamos lo de Uber y se lo creían desde el primer momento, pero les costaba entrar. Así como las tecnológicas como Uber o Facebook han entrado rápidamente, las negociaciones con las grandes corporaciones han sido más largas.

Una segunda cosa que me gusta contar es que, cuando pasó lo de Uber, tuvimos también el apoyo de Facebook por un contacto a nivel personal, lo que nos dio un empujón fundamental de cara a otros posibles partners.

Este es un ecosistema en el que la startup lo tiene todo muy fácil: una planta cero con un espacio mágico donde crear sus ideas,  un espacio de educación de 900 metros cuadrados en una primera planta con un laboratorio; una segunda planta con un espacio para startups para trabajar ya en un proyecto y donde contar con nuestra ayuda y apoyo; en la tercera planta está Uber; y en la cuarta hay un centro de eventos y un club de corporaciones en el que esas empresas pueden encontrarse con las startups. Con esto hemos reducido el hueco que hay entre las corporaciones y aquellas startups que ven imposible abrir la puerta de empresas como IBM o Endesa.

¿Cómo definirías vuestro ecosistema emprendedor?

Es muy complicado crear un ecosistema emprendedor, y aquí hemos tratado de aunarlo todo. Teníamos pensado que se centrara en la tercera planta, con un coworking donde trabajaran las empresas, pero Uber lo cambió todo. Tuvimos que cambiar nuestra planta de trabajo a segunda planta, donde las startups han empezado a trabajar con nosotros y convivimos con ellas. Y gracias a esto y al instituto, que no lo tiene ningún otro edificio de estas características, hemos conseguido que las corporaciones quieran estar aquí y compren el talento que va saliendo de este ecosistema.

 

Aquí cualquier emprendedor tiene la oportunidad de conectar con otros emprendedores y juntarse para sacar adelante ideas. Contamos con unos meetups en los que participan profesionales y emprendedores de todos los sectores, que no se conocen de nada, pero que de un solo encuentro son capaces de establecer relaciones de las que sacarán proyectos innovadores.

¿Cuál dirías que es el elemento diferenciador de THECUBE frente a la competencia?

Yo soy de los que piensa que todo es positivo y eso nos lleva a pensar constantemente en alianzas. Mi experiencia en Campus Madrid de Google me ha enseñado a vivir como un emprendedor y no consideramos que el resto de edificios o empresas de estas características formen parte de la competencia. Google abrió la puerta a que llegaran lugares como este, del que todos podemos aprender, con espacios de coworking, aceleradoras, etc. Lo que sí  que creemos es que ninguno tiene un ecosistema como el nuestro, tan vertical y orientado al Internet de las Cosas. Pero sí que estamos viviendo un boom de edificios de este tipo en Madrid, un boom muy establecido y con unos players súper importantes, y entre todos deberíamos apostar por un Madrid emprendedor, con un entorno que defina el ecosistema emprendedor madrileño que aún no se ha dado a conocer al mundo.

Competencia para nada, no queremos pensar en eso. Queremos ser uno de los agentes que ayude a conseguir que Madrid se encuentre en la misma situación que Barcelona, por ejemplo a nivel mundial, ya que ellos han contado con un mejor branding gracias a eventos como el Mobile World Congress o el 22@.

 De todos los proyectos que se están desarrollando en The Cube, ¿cuál destacarías?

Aquí todo lo que suena a blockchain está teniendo mucho éxito. Antes de abrir hicimos un evento de blockchain y en él, un ingeniero y cuatro amigos, gracias a que se enteró de lo de THECUBE, montaron un proyecto de financiación de proyectos a través de criptomonedas.

Otro proyecto es Xesol, una startup gallega de 30 empleados y líder en su sector –los coches autónomos– y que ha decidido poner su sede en The Cube y gastarse el dinero en ser partner de uno de los laboratorios, concretamente el que fuimos a venderle a Uber sobre coches autónomos.

Aquí una cosa que nos gusta mucho es que en ese club de partners no solo hay grandes corporaciones, sino que también hay startups que han visto el valor de formar parte de ese club. Por ejemplo esa startup está aquí y su competidora israelita fue vendida el año pasado a Intel por 15 mil millones de dólares.

Lleváis unos pocos meses en marcha, ¿cómo valorarías la experiencia?

Para mí ha sido un regalo de la vida. He podido participar en todos los aspectos, tanto en la creación del contenido y el ecosistema como en la obra del edificio, que ha resultado en todo esto. Ha sido una experiencia de vida espectacular en la que he aprendido muchísimo.

Y a día de hoy nos queda todo por hacer. Hicimos 50 eventos en los dos primeros meses y ahora organizamos tres eventos cada semana. Tenemos el edificio en un 75-80% de ocupación, lo que es increíble para el poco tiempo que llevamos. Y esto parece que no va a parar.

Estamos creando una comunidad en torno al emprendimiento, con alumnos, profesores, emprendedores, empresas, que no está haciendo sino crecer cada día más. El edificio, además de las personas que trabajan aquí, acoge a 150 personas que vienen todos los días. Esto nos satisface muchísimo, ya que estamos traspasando más allá del propio edificio.

He trabajado durante nueve años en banca, y ahora mi vida ha cambiado radicalmente. Cuando acudo a corporaciones para negociar con ellos, muchas veces se sorprenden, pero es parte de todo esto. Muchas empresas y bancos malgastan el dinero en aceleraciones e inversiones mal hechas y, cuando nos conocen, independientemente de las pintas que tenemos, se dan cuenta de que sabemos en lo que nos estamos metiendo.

 

 

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