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¿Qué es el índice de miseria?

02 marzo, 2023

El índice de miseria es un indicador que pretende medir el nivel de malestar que se sufre en una economía. Para ello, se basa en dos factores principales: la posibilidad de acceso al mercado laboral y el costo de vida; es decir, toma en consideración el nivel de desempleo y la inflación.

Cuanto más difícil sea conseguir un empleo y más aumente el precio de los bienes y servicios en la economía, mayor será el malestar (o menor será el bienestar) de la población. Así, se intenta reflejar la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos o la estanflación.

Cuando hallamos una economía próxima a entrar en estanflación (bajas tasas de crecimiento con niveles altos de precios), este índice se dispara por encima de los niveles habituales

Okun, su creador

Arthur Melvin «Art» Okun (1928 – 1980) fue un economista estadounidense. Fue presidente del Consejo de Asesores Económicos entre 1968 y 1969. Antes de servir en la CEA, fue profesor en la Universidad de Yale y, posteriormente, fue miembro de la Institución Brookings. También fue elegido miembro de la Asociación Estadounidense de Estadística.

En el ámbito del estudio económico, Okun es conocido por promulgar la “ley de Okun”: una relación que establece que por cada aumento del 1% en la tasa de desempleo, el PIB de un país será aproximadamente un 2,5% más bajo que su PIB potencial. Como muchas leyes económicas, la de Okun es una observación de una regularidad empírica (del mundo real) que no se basa en ningún razonamiento económico sólido.

Asimismo, Arthur Okun es conocido como el creador del “índice de miseria” y la analogía de la pérdida irrecuperable de impuestos con un balde agujereado.

El indicador de Okun tiene un cálculo bastante sencillo, con dos aplicaciones:

  • Sumar los dos factores intervinientes. Por ejemplo, si un país tiene una tasa de paro del 15% y una inflación del 3%, su índice de miseria es del 18%.
  • Comparar el resultado entre países y con relación a la media.

Variaciones al índice

El índice de miseria ha ido perfeccionándose. Primero, lo hizo Robert Barro en 1999. Así, a la suma de la inflación y el desempleo le agregó los tipos de interés y la diferencia entre PIB actual y el PIB potencial.

Luego, en 2011, el economista Steve Hanke planteó un cálculo similar, sumando la inflación, el desempleo, los tipos de interés activos, y restando la variación del PIB per cápita.

Con ello, Hanke incluye una variable de la que se había cuestionado su ausencia en el índice original: el crecimiento económico. Según Hanke, si la variación del PIB per cápita es positiva, el índice de miseria disminuye, y viceversa. Es decir, si hay crecimiento económico, tiende a reducirse el malestar.

Críticas al índice de miseria

Con todo, el índice de miseria, en general, no es considerado el indicador más preciso para medir el desasosiego en una economía o país. Sin embargo, en el ámbito económico, es una variable observada y de la que se habla periódicamente, aunque ha estado sujeto a diversas críticas.

Primeramente, el desempleo se calcula únicamente en función a la población que está buscando activamente un empleo y se deja de lado a aquellos individuos que, aunque están en edad de trabajar, no buscan insertarse en el mercado laboral por causas diversas.

En cuanto a la inflación, aunque reduce el poder adquisitivo de la ciudadanía, no puede ser considerada simplemente como “mala”, ya que los precios crecen si la demanda aumenta, consecuencia del crecimiento económico. En cambio, la deflación (lo opuesto a la inflación), puede reducir los ingresos del tejido empresarial y aumentar el desempleo.

Y en último lugar, las expectativas son un factor, por lo que algunos economistas consideran que el índice debería incluir las previsiones económicas a futuro.

 

Para este año 2023 y según el cierre económico del ejercicio anterior, las previsiones son que Zimbabue, Venezuela, Líbano, Argentina y Siria serán los cincos países con un mayor índice de miseria a nivel mundial.

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