La trampa de la pobreza y las medidas de austeridad de la Eurozona
En las llamadas Teorías del Desarrollo que explican por qué los países más pobres son incapaces de salir de esta situación y ofrecen diversas teorías que sacarían a los países de esta trampa de pobreza, existe una especie de “silogismo” que resume esta incapacidad para salir de su situación y que más o menos viene a decir “los países no crecen porque son pobres y son pobres porque no crecen”.
No es mi intención ahondar en este post en las teorías del desarrollo sino más bien en la situación de algunos de los países de la eurozona, en concreto los países a los que se les han exigido importantes medidas de austeridad tras solicitar un rescate sea cual sea la modalidad del mismo (los no sin cierta mala uva “bautizados” como PIGS, Portugal, Irlanda, Grecia y España).
Las economías de estos países tienen unos patrones similares en algunas variables macroeconómicas claves para explicar la situación a la que se ha llegado, elevado nivel de déficit público, elevada tasa de paro y débil crecimiento en estos últimos años cuando no crecimiento negativo, si bien las tasas de estos indicadores varían entre unos y otros y por supuesto cada uno tiene características propias.
Las líneas maestras de la receta que se les ha prescrito a estos países consiste básicamente en importantes recortes por el lado del gasto y aumentos en la presión fiscal, amén de toda una serie de recomendaciones en cuanto a reformas estructurales se refiere. Pero, qué tiene que ver esto con la trampa de la pobreza, no obstante estamos hablando de países del primer mundo y en algunos casos como España, de una de las cinco mayores economías de la zona euro. Analicemos la situación, para ello tomaré el caso de España que es con el que más familiarizado estamos, aunque con sus salvedades podríamos extrapolarlo al resto del club de los denominados “PIGS”.
Tomaremos la identidad que cualquier estudiante que empieza a tomar contacto con la Economía conoce y que dice PIB = Consumo + Gasto Público + Inversión + Exportaciones – Importaciones.
Si empezamos a analizar cada uno de los conceptos que componen el PIB, nos encontramos en primer lugar con el consumo, que ha experimentado una clara caída como consecuencia de las expectativas negativas de la población que retraen el consumo, el menor nivel de renta (congelaciones de salario, desempleo) y por la subida de impuestos tanto directos como indirectos. En segundo lugar el Gasto Público, que ha experimentado un gran recorte y cuyas previsiones es que se siga recortando. Siguiendo nos encontramos con la Inversión, que pese a que los tipos de interés están a niveles bajos se va afectada por la falta de crédito que está lastrando a la economía española. Hasta aquí la perspectiva de crecimiento a corto plazo es ciertamente negativa y sólo nos quedaría la esperanza de que el sector exterior viniera al rescate, Exportaciones – Importaciones que, pese a que cada vez la economía española está más abierta al sector exterior parece que no va a ser suficiente para compensar las perspectivas negativas de las otras tres variables (no podemos olvidarnos de nuestra dependencia energética exterior)
Por tanto, es de esperar que las medidas de austeridad logren controlar el incremento del gasto pero igualmente, es posible que los necesarios incrementos de ingresos públicos para reducir de forma significativa el excesivo déficit no sea suficientemente importantes al compensar la caída de la actividad el aumento de la presión fiscal, en definitiva y como comentábamos al principio, llegamos a nuestra particular trampa de la pobreza: “No crecemos porque las medidas de ajuste lo impiden (o no ayudan) y las medidas de ajustes no funcionan porque no crecemos”
En definitiva, es posible que estos países estén inmersos en una especie de trampa de la pobreza que nadie se atreve a vaticinar si acabará en una autofagocitación, o en la salida de la crisis en unas situaciones macroeconómicas que les permitan caminar por la senda de un crecimiento de calidad, ni los más sesudos economistas se ponen de acuerdo en cuál es la receta maestra o en si hay alguna alternativa mejor o posible a estas políticas de ajuste. Pase lo que pase de lo que sí podemos estar seguros es de que la situación en la que nos encontramos, aparecerá en los futuros manuales de Economía al igual que se analizan la crisis del 29 o la crisis del petróleo de los 70.
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