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Cara a Cara

“Nos dijeron que estábamos locos, pero teníamos el deseo”, Mar Abad, cofundadora de Yorokobu y escritora

23 octubre, 2017

Retomamos nuestros Cara a Cara y entrevistamos a Mar Abad, cofundadora de Yorokobu y escritora. Quedamos en un antiguo café del madrileño barrio de Lavapiés. Los aledaños se preparan para el rodaje de alguna serie o película. Entramos, nos sentamos y pedimos un té y una Coca-Cola. El té es suyo, y casa con la imagen que proyecta, la misma que su revista: feliz, risueña, creativa, cultural, innovadora y con mucho que decir y con poco tiempo. Esto es un breve resumen de una hora y media larga de charla, pero como si nos conociéramos de toda la vida.

 ¿Cómo surgió la idea de montar Yorokobu?

En ese momento trabajaba en una revista que se llamaba Brand Life. Y por temas internos acabamos desvinculándonos 4 personas e iniciando Yorokobu en 2009. Se trataba de crear algo que nos apeteciera hacer, por encima del aspecto económico y estar supeditado a terceras personas. En esta ocasión no teníamos inversores, tan solo unos ahorros, por lo que tuvimos que tirar del apoyo familiar y de amigos. El primer año estuvimos trabajando gratis. Toda la inversión que hicimos consistió en un año intensivo, trabajando incluso los fines de semana hasta las tantas de la mañana.

Poco a poco fue creciendo, empezamos a hacer más grande el equipo hasta lo que tenemos hoy en día. En estos casi 8 años, de la idea inicial -que era un medio de comunicación- hasta ahora -que somos una empresa de contenidos-, la empresa ha evolucionado enormemente. Hemos querido adaptarnos al mercado y tratar de ser muy flexibles. No se trata solo de empeñarse en sacar lo que uno tiene en mente, sino que hay que buscar el término medio, hay que escuchar a la gente, sus necesidades y lo que piden dentro de lo que estás haciendo.

 

¿Sentiste vértigo al crear Yorokobu?

Era el comienzo de la crisis. Estábamos en una época en la que muchísimos gurús decían que iba desaparecer el papel. Pero justo en esos momentos es cuando tienes que creer en tus ‘tripas’. Tienes que escuchar lo que viene de fuera pero también saber dónde estás tú. No solo puedes pensar en tus planes de futuro en base a lo que viene de EE.UU. y demás tendencias, y no solo en el futuro, sino también en el presente.

«Cuando empiezas algo de cero puede ir bien o mal. Pero la vida es riesgo, tienes que atreverte»

¿Cuáles fueron vuestras fuentes de inspiración?

Intentamos no seguir la actualidad. Buscamos temas más atemporales, reflexionar, buscar la creatividad. Creamos y desarrollamos temas que no te encontrarías en medios convencionales.

JotDown me alucina. Los admiro porque han sabido hacer, sin que todos sean periodistas, un trabajo periodístico muy importante y han ocupado un hueco cultural muy bueno. Esto ha ayudado a que la información se democratice y no esté controlada tan solo por grandes medios.

Con otros medios tratamos de establecer acuerdos con los que difundir nuestros contenidos culturales y alcanzar más visibilidad. Con eldiario.es, por ejemplo, tenemos acuerdo de publicación a través del cual podemos republicar tanto ellos como nosotros contenidos y redirigir contenidos de web a web. Este acuerdo alcanza también las redes sociales. No seguimos líneas políticas ni ideológicas, pero gracias a ello les aportamos contenidos distintos, y difundimos más cultura.

¿Es el sector periodístico un sector complicado para emprender?

Cuando empiezas algo de cero puede ir bien o mal. Pero la vida es riesgo, tienes que atreverte. Lo consultamos muchísimo. Nos dijeron que estábamos locos, pero teníamos el deseo. Como decía antes, lo que dictaban las tripas es lo que queríamos hacer. Lo hicimos, y salió bien. Y lo mismo con el nombre de la revista. Lo consultamos a muchos publicistas y nos decían que era un error, que era muy difícil. Pero fue una buena decisión, la gente se lo aprendió pronto. Nos apropiamos de un espacio mental que no existía y la gente ya nos fija en el mapa cuando nos mencionan.

No nos cerramos al sector periodístico por eso. Yorokobu ahora es un medio, pero igual dentro de 5 años podemos ser un restaurante. Nos encanta la flexibilidad. Y esta marca nos permite en un futuro dirigirnos hacia donde más nos convenga.

¿Cómo es pasar de periodista a empresaria?

No tenemos un enfoque empresarial de hacer dinero con la información. Pretendemos sacar el dinero suficiente para sacar esto adelante y poder vivir de ello. Todas nuestras reuniones son casi siempre acerca de cómo vamos a hablar sobre algo o en qué formatos lo vamos a desarrollar, pero de dinero nunca hablamos. Tal vez deberíamos hacerlo más, pero si tuviésemos como prioridad hacer dinero no haríamos lo que nos gusta.

¿Cómo hacéis para innovar en este sector y poder generar negocio cuando el papel tiene cada vez menos tirada?

Hemos tenido muchos proyectos, lo que pasa es que financiarse es muy difícil. Ya con Yorokobu hacemos hasta cosas de realidad virtual y vídeos, pero preferimos seguir alimentando Yorokobu, ya que todavía no ha tocado techo. Innovamos en la propia Yorokobu, está muy centralizada en ciudades grandes y hay todavía mucho mundo por recorrer, incluso fuera de España.

¿Brand & Roses surgió como parte del proyecto de Yorokobu o después? ¿En qué consiste?

Es una compañía editora de contenido y en la que desarrollamos estrategias para marcas. Se trata de estrategias de contenido, revistas para empresas y consultoría. Hacemos revistas en papel, blogs, vídeos, animaciones, fiestas…Comunicar en formatos distintos y siempre una comunicación de marca (branded content) y nunca publicidad. Hay que ser muy flexible. Las marcas te piden cosas distintas y está muy bien ser receptivo y ver qué le gusta a tu público y qué le gusta a las marcas. Todo lo que hacemos es parte de una estrategia. Esa visión global nos ayuda a que cuando tenemos que hacer una estrategia no lo miremos solo como periodistas, ya que todos tenemos experiencia en todos los campos y trabajamos en equipo.

¿Por qué optasteis por contar con versión en papel y online?

Desde el principio lo planteamos como un medio digital, pero creemos firmemente que convive con el papel. Los medios se complementan y lo interesante y enriquecedor es que convivan todos. La muerte de un medio es una tragedia.

Ahora se han democratizado. Puede que avancemos en tecnología, pero en conocimiento y actitudes seguimos como hace 2.000 años. Ahora somos más críticos, hay más cultura y somos capaces de reconocer las mentiras. Y es muy interesante que tenga el mismo poder el que habla que el que escucha. Philip K. Dick decía que las personas que más poder tienen sobre otras son las que dominan sus percepciones sobre el mundo. Por eso no era bueno que solo unos medios dominaran el panorama social y fueran dominadores de las percepciones de los ciudadanos. Tiene que haber muchos medios y deben formar a ciudadanos críticos.

¿Qué red social funciona mejor para Yorokobu?

Facebook, sin duda. Porque en Facebook es donde está la gran masa. Es el mayor dinamizador. En vídeo funciona de maravilla. De hecho hacemos formatos para Facebook y formatos para Youtube.

No obstante, si tengo que elegir una red social favorita en el aspecto personal, esa es Twitter. Porque en un par de minutos te puedes enterar de lo que habla gente.

¿Cómo es ser fundadora de una empresa?

Somos entre 15 y 20 personas, y no  pretendemos crecer más porque se trabaja muy cómodo. Tenemos una relación familiar o de amistad más que de compañeros de trabajo. La conciliación laboral está a la orden del día en la empresa y la convivencia es muy sana. Trabajamos con un equipo en el que compartimos todo. Cuando las empresas son macro se deshumanizan.  De hecho el tipo de empresa en el que me gustaría trabajar el resto de mi vida es en la que estoy.

Recientemente has publicado el libro ‘De estraperlo a #postureo’. ¿Qué echas en falta como periodista?

Uff, la verdad es que me encantaría escribir biografías de mujeres. Ya he escrito algunas pero como reportajes largos. Hay muchas mujeres de finales del siglo XIX que me fascinan y me gustaría escribir sobre ellas. En la época moderna se consiguieron muchas cosas que luego se han venido atrás por culpa de los totalitarismos y las guerras. Desde los avances tecnológicos hasta las sincities eran mucho más libertarios que nosotros. Y hay que recuperarlo.

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