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Cara a Cara

«Me considero un privilegiado por haber vivido tanto la experiencia emprendedora como ahora en el mundo corporate»

11 enero, 2018

Acudimos al complejo empresarial en el que se encuentra Microsoft en Madrid y quedamos con Pedro Jareño. Nos lleva a un Starbucks que hay por la zona y allí, de forma distendida y amena, nos sentamos en la terraza con nuestros smoothies. Diría que estamos delante de un emprendedor, con ese aire joven, digital, de vaqueros, camisa moderna y zapatillas, que está las 24 horas conectado a su startup. Pero no, se trata del director de Emprendedores de Microsft Ibérica, una de las compañías tecnológicas más importantes del mundo. Jareño ha cambiado el emprendimiento por el mundo corporativo, pero sin renunciar a sus orígenes. Pedro da para mucho, así que tendremos que publicar la entrevista en dos entregas. Aquí os dejamos la primera.

1. Ya ha pasado un año desde que te incorporaste a Microsoft como director de Emprendedores. ¿Qué balance haces del cambio que has experimentado en tu carrera profesional?

Hace poco hice una reflexión en Bilbao en un evento que se llama The Venture en el que di una charla sobre cómo reducir la brecha que existe entre las corporaciones y las startups. Allí me di cuenta de que era un privilegiado, porque he podido vivir durante muchos años desde el punto de vista del emprendimiento. Además he experimentado todo ese enorme aprendizaje que tiene el participar creando tu propia historia y aprendiendo de muchos entornos diferentes que todos pueden ser hiper-relevantes, tanto para ti y tu día a día como para tu futuro. Y ahora me encuentro en el lado contrario, viendo cosas que me hubiera encantado saber hace 10 años y que al mismo tiempo estoy seguro de que para el resto de mi vida serán muy importantes.

La reflexión es que me he encontrado con un mundo que es completamente distinto al ecosistema emprendedor del que venía, pero que al mismo tiempo tengo la suerte de seguir en contacto con ese ecosistema. Vivo en el mundo corporativo con un pie dentro del mundo emprendedor. Sigo en mi mismo ecosistema pero con todo ese valor añadido que me aporta el know-how que estoy viviendo del mundo corporate, que es mucho.

Por resumir, me considero que soy un privilegiado por haber vivido en las dos patas y creo que es algo que complementa tu conocimiento y que se lo recomendaría a todo el mundo.

2. Antes eras tú el que solicitabas ayuda para sacar adelante tus proyectos, como por ejemplo Minube. ¿Cómo es estar en la situación contraria, siendo ahora tú el que ayuda ahora a sacar startups adelante?

Esa misma reflexión es la que yo hice para aceptar este reto. Cuando  me propusieron la oportunidad de formar parte de este proyecto, sinceramente, yo tenía dudas porque no sabía si me veía en el mundo corporativo.

Evidentemente Microsoft era una empresa que a mí me motivaba mucho, la cultura de la empresa y la visión del nuevo CEO son algo con lo que me identifico, es una empresa tecnológica, pero es una empresa corporativa. Y yo tenía dudas porque la cosa que más me satisfizo de mis periplos emprendedores fue que te dabas cuenta de que tienes la posibilidad de generar impacto. Cuando uno crea algo es relativamente fácil ver cómo eso genera ese impacto en alguien, y tenía ese miedo de perder ese gusanillo tan satisfactorio.

La reflexión que hice es justo la que acabas de preguntarme. Y es que estando en el mundo corporativo y en la posición en la que me iba a encontrar, yo solo no iba a poder generar ese impacto de forma individual, pero iba a poder ayudar a otro muchos, seguro que más talentosos que yo, a generar ese impacto. Viéndolo así, mi capacidad de generación de impacto se multiplica por n.

Ahora me encuentro con un montón de emprendedores que son mis amigos, y otros amigos de amigos, que tienen proyectos increíbles y yo tengo la oportunidad de poner un granito de arena para que ellos generen ese impacto. Tienes la capacidad de hacer cumplir el sueño de unos tíos que están currando y que yo sé lo que cuesta sacar eso adelante.

3. Surgen emprendedores y startups constantemente, pero la mayoría fracasa. ¿Qué necesita una startup y, sobre todo, un emprendedor, para salir adelante?

Yo creo que la primera de todos y ojo, es común en el emprendedor pero debería ser común a todos los mortales, es la pasión. Al final algo que es adictivo del ecosistema emprendedor es que hablas con cualquier emprendedor y te va a transmitir pasión. Y la pasión es contagiosa. No solo por su proyecto, es pasión por su equipo, por la solución que están generando a tu problema con el servicio o producto que crean. Es pasión por el propio ecosistema. Un emprendedor no apasionado jamás triunfará, es una realidad, y generalmente la pasión la llevan de serie.

La perseverancia. Es clave porque puedes tener el mejor proyecto, idea o equipo, pero emprender requiere muchísima constancia. Y ese mito sobre la montaña rusa del emprendedor del que tanto se habla es totalmente cierto. Yo creo que hay una línea mínima que separa el éxito máximo del fracaso inmediato. Y en el mundo del emprendimiento es todavía más pequeña.

Un emprendedor tiene que ser consciente de que el día de mañana puede generar un producto de éxito, pero también puede que desaparezca y tenga despedir a ese equipo que tanto ha trabajado para él. La perseverancia es fundamental porque creo que la fuerza mental es muy importante para seguir muy motivado, manteniendo esa pasión de la que hablábamos a sabiendas de que en cualquier momento puedes fracasar.

Y esto me lleva a otra característica, la resiliencia. Esa capacidad que tienes de sobreponerte al fracaso, entendiendo el fracaso como algo positivo, que es algo que generalmente hacemos mal, sobre todo en un mercado como el español, en el que penalizamos el fracaso. Y en el emprendimiento el fracaso es una garantía de éxito futuro.

Vivimos en un ecosistema en el que de forma casi transgresora la gente cuenta lo bueno y lo malo

Lo cierto es que en función de lo que uno falla, aprende muchísimo más rápido. Esto va unido a esa resiliencia, esa capacidad de decir ‘hoy me ha salido esto mal, me he podido equivocar’, o el mercado está en fase diferente o mi producto no ha salido lo suficientemente rápido, pero tengo la capacidad de reinventarme, de seguir, en base a esa perseverancia, manteniendo esa búsqueda de la pasión.

Y, como última característica, hay una cosa que me gusta mucho y que creo que es bastante común. No sabría etiquetarlo pero lo definiría como las ganas de compartir conocimiento. Vivimos en un ecosistema en el que de forma casi transgresora la gente cuenta lo bueno y lo malo.  Y eso en el mundo corporativo pasa mucho menos. Se tiende mucho más a guardar la información, a tener miedo a que te copien, a no contar estrategias. Creo que el emprendedor es una persona que, como es consciente de que mucho de lo que aprendido es gracias a lo que otro le ha transmitido, siente una necesidad casi de justicia poética de devolverlo. Eso es algo muy bonito, la gente cuenta exactamente lo bueno y lo malo, y gracias a ello la gente aprende muchísimo y eso te permite generar todavía más conocimiento.

4. ¿Cómo describiría Pedro Jareño el ecosistema emprendedor actual en nuestro país?

Creo que estamos en un momento muy bonito. La palabra que define el ecosistema a día de hoy es ‘inmaduro’, pero es un ecosistema. Hace unos años no existía este ecosistema. No existía porque el emprendimiento estaba mal visto, incluso penalizado. Los emprendedores éramos unos locos (que en parte es verdad).

Era como salirte del rail, del camino apropiado. No había una formación en emprendimiento. La educación está orientada a que estudiemos una carrera y trabajemos en una gran empresa. Es lo que han querido nuestros padres y es lo que se nos ha transmitido. No se fomenta la creación de empresas. Todo esto hacía imposible la generación de ese ecosistema. Coincidía también con un gran hándicap: no existía capital riesgo para inversión en emprendimiento y no existían apenas apoyos de las instituciones públicas ni privadas.

Afortunadamente todo esto está cambiando. Por eso digo que seguimos en un ecosistema inmaduro, pero sí creo que estamos viviendo un momento muy bonito porque están pasando cosas.

Cuando vas a un evento relacionado con el entorno emprendedor ya encuentras gente muchísimo más motivada a hacer cosas que lo que había antes. Hay fondos de capital riesgo muy activos. En los últimos 4 o 5 años han aparecido de diferentes tipos: business angels con dinero, ventures capital que montan fondos de 40 o 50 millones, fases semillas series-A, family offices, incluso hay Smart Money por primer vez. Hay gente que ya ha tenido éxito con startups en España y que reinvierte el beneficio en el propio ecosistema junto con ese know-how de haber sido emprendedores. Esto es  muy importante porque se traduce en un crecimiento del ecosistema emprendedor. Y al mismo tiempo ya hay emprendedores que han fracasado mucho, lo que les lleva a compartir ese conocimiento y generar a su vez más valor. En definitiva, como decía, están empezando a pasar cosas.

Un dato importantísimo es que cada vez hay más mujeres en este entorno. Supone una grandísima noticia porque demuestra, afortunadamente, que el entorno está madurando. Hay mujeres emprendedoras, inversoras y en la parte corporativa relacionadas con el mundo emprendedor.

Estamos en un momento el que necesitamos consolidación, que no sea todo flor de un día. Que las inversiones tanto económicas como de involucración de todos los actores sean a medio y largo plazo. Que no sean tan solo una forma de aprovechar una moda.

5. El último estudio sobre demografía empresarial en España de Informa D&B dice que de enero a agosto se han creado un 8% menos de empresas que el año pasado y que la inversión también ha caído. ¿Hemos manido el término emprendimiento?

Suele suceder mucho con estas cosas. Hay una carencia absoluta de emprendedores. Coincidió con que en España tuvimos una crisis financiera muy importante y, al mismo tiempo, muchos casos de fracasos empresariales, incluso corrupción, de manera que el empresario como concepto estaba mal visto. Estoy generalizando pero ha ocurrido así. Y de repente apareció la figura del emprendedor como algo fresco, constructor de negocio y empleo y aportando valor a la sociedad y a la economía, pero sin esa capa de empresario como la conocemos.

Mucha gente ha querido apropiarse de ese espíritu emprendedor porque lo ha visto como una ola de positivismo que ha provocado que haya demasiada gente subiéndose a un carro que no es el suyo. Hay mucho humo, mucho intento de barnizar al emprendedor como la panacea de todo lo que necesita la sociedad. Y, si bien es cierto que los emprendedores son necesarios y las startups una fuente de innovación, talento y generación de empleo y riqueza absoluta, emprender es muy complejo y no todo el mundo tiene que estar preparado para emprender, porque es una aventura muy individual y peligrosa.

No estamos preparados como sociedad para ser fracasados, aunque en muchas ocasiones estos fracasos conllevan el verdadero aprendizaje

De repente, tanto los medios de comunicación como las instituciones públicas se han subido a esta ola y se ha producido una avalancha que, junto con la necesidad que ha generado el entorno de crisis, ha provocado que mucha gente haya decidido emprender, incluso casi por obligación. Esto ha desembocado en muchos fracasos. Y no estamos preparados como sociedad para ser fracasados, aunque en muchas ocasiones estos fracasos conllevan el verdadero aprendizaje.

Todo esto ha llevado a que con el tiempo se ha ido racionalizando el concepto del emprendimiento. Y como vamos siendo cada vez más maduros, la gente empieza a ser consciente de lo que supone emprender. Ahora mismo ya nadie piensa ‘como soy una persona que está en el paro y no tengo oportunidades, pues voy a emprender solo por el hecho de que lo tengo que hacer’. Ahora el que emprende tiene plena consciencia de lo que implica. Estamos en ese ciclo, en ese pequeño aprendizaje posterior a la explosión del emprendimiento.

 

Continuará…

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